Diana Wynne Jones: La precursora de la fantasía moderna
Entre tintas y trazos: La mirada de Ana Marasco
Bienvenidos a una nueva entrega de «Entre tintas y trazos», una columna donde la escritora y dibujante Ana Marasco nos lleva a un viaje por el fascinante mundo de la cultura y el entretenimiento.
Aquí habrá críticas de películas y series, reseñas de libros y perfiles de escritores y dibujantes destacados. Pero Ana pasará también por temas de interés general, siempre con su estilo único que combina el arte de la palabra con la magia del dibujo.
La idea es inspirar, informar y, sobre todo, deleitar a sus lectores. A continuación, la palabra de la especialista…
Fue alumna de C.S Lewis y J.R.R Tolkien. Dos de sus libros, Earwig y la Bruja y El Castillo Ambulante, fueron adaptados a películas animadas por el mítico Studio Ghibli. En la primera novela de la saga de Los Mundos de Chrestomanci escribió sobre huérfanos con poderes que asistían a una escuela mágica, treinta años antes de que se publicara Harry Potter.
Una infancia desafiante, en épocas de Guerra Mundial
Nacida en Londres, el 16 de agosto de 1934, Diana Wynne Jones fue una autora que se destacó dentro del género de fantasía, y publicó más de cuarenta novelas.
En 1939, su padre las llevó a ella y a Isobel, su hermana menor, a la casa de sus abuelos, en Gales. La Segunda Guerra Mundial estaba a punto de estallar.
Vivir allí, según lo describe ella, no pudo haber sido más distinto de lo que habían experimentado antes en las afuera de Londres. Para empezar, la gente —casi todos adultos mayores— no hablaban en inglés, sino en galés. Eran amables con ellas, pero no dejaban de considerarlas forasteras.
Su madre, que se había quedado en Londres porque estaba a punto de dar a luz a su tercera hija, Úrsula, llegó un tiempo después. Le desagradó que Diana hubiera adquirido un acento galés, y ni siquiera aceptaba sus abrazos. La infancia de las tres hermanas no fue precisamente feliz, y no les quedó más opción que cuidarse entre ellas.
Siendo la mayor, Diana se encontraba ejerciendo el rol de protectora con frecuencia. «Mi madre decidió que Ursula iba a a ser una actriz. Con respecto a Isobel, nos dijo que era hermosa pero que no poseía ningún talento. Y sobre mí, dijo que era fea, semi-delincuente, pero brillante», recuerda la autora en su autobiografía.
No resulta sorprendente que El Castillo Ambulante, una de sus obras más reconocidas, comience con la siguiente frase: «En el país de Ingary, donde existen cosas como las botas de siete leguas o las capas de invisibilidad, ser el mayor de tres hermanos es bastante desafortunado».
Determinación temprana
A los ocho años, Jones supo que sería escritora, y se lo comunicó a sus padres. «No lo tenés en vos», fue la respuesta de su madre, en tanto que su padre se rió.
Es frecuente encontrar en sus novelas personajes que desafían los roles que alguien más les ha impuesto: los presuntos cobardes se transforman en valientes, los egoístas aprenden a preocuparse por los demás, y las hermanas mayores reniegan de sus destinos desafortunados.
Su padre, que era maestro, se negaba a comprar libros para sus hijas. Para llenar el hueco, a los trece años Diana comenzó a escribir historias con las que entretenía a sus hermanas.
En caso de que alguien esté tentado de decir que mi padre me hizo un favor, debo decir que no es el caso en absoluto. Yo hubiera sido una escritora igual
Señala la autora
Educación y familia
En 1953 estudió Inglés en St Anne’s College, en Oxford. Allí asistió a conferencias de J.R.R Tolkien y C.S Lewis, los autores de El Señor de los Anillos y Las Crónicas de Narnia, respectivamente.
Se graduó en 1956, mismo año en el que se casó con John Burrow, un estudioso de literatura medieval. De su esposo dijo que cuando lo conoció, sintió la misma certeza que había sentido a los ocho años, cuando supo que sería escritora. Juntos tuvieron tres hijos, Richard, Michael y Colin.
Tener su propia familia le permitió experimentar una dinámica más saludable que la que había vivido hasta entonces, y los libros que le habían sido negados en su infancia fueron los mismos que les leyó a sus hijos mientras crecían.
Sus variedad de obras
Todo esto inspiró a Diana para escribir, y Wilkin’s Tooth (1973) fue el primer libro de fantasía para chicos que publicó. «Cada libro es un experimento, un intento de escribir el libro ideal, el libro que le gustaría a mis hijos, el libro que yo no tuve cuando era una niña», dice la autora.
Ha escrito ficción, no ficción, ensayos, poesía, relatos cortos y teatro. Su obra ha inspirado a autores de fantasía y ciencia ficción como Philip Pullman, conocido por la trilogía de La Materia Oscura, que comienza con La Brújula Dorada; J.K Rowling, famosa por la saga de Harry Potter; y Neil Gaiman, el creador de Sandman, Coraline y Dioses Americanos, que era un amigo cercano de Diana y dijo sobre ella: «Diana Wynne Jones es, sencillamente, la mejor escritora de libros de magia para lectores de todas las edades».
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Sus adaptaciones y legado
En 2004, su libro El Castillo Ambulante (1986) fue adaptado para una película animada, dirigida por Hayao Miyazaki—uno de los fundadores de Studio Ghibli, realizador de La Princesa Mononoke (1997) y El Viaje de Chihiro (2001), entre otras—.
En una entrevista se le preguntó a Diana qué había opinado sobre la película, y la autora respondió: «Me pareció maravillosa. Era muy detallada y singular, y la animación era preciosa. Llevo muchos años adorando el trabajo de Miyazaki, mucho antes de que supiera que iba a adaptar mi novela. Cuando nos conocimos, descubrí que comprendía mis libros de una forma en que nadie más los ha comprendido». La película recibió una nominación para los Premios Óscar.
En 2020, Studio Ghibli volvió a adaptar un trabajo de Diana Wynne Jones: Goro Miyazaki, el hijo de Hayao, dirigió Earwig y la Bruja —la primera película hecha con animación por computadora del estudio—, basada en la novela de 2011 con el mismo nombre.
Enfermedad y últimos años
En 2009, Diana fue diagnosticada con cáncer pulmonar. A raíz de eso, publicó Reflexiones: Sobre la Magia de Escribir, un compilado de textos donde explora sus procesos creativos, intereses y métodos de trabajo.
Falleció el 26 de marzo de 2011, a los setenta y seis años, acompañada por su marido, sus tres hijos y sus cinco nietos.
