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20 de septiembre de 2024
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«Dios es como los piojos», dijo el santo Cura Brochero

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«Dios es como los piojos» dijo el santo Cura Brochero

10 frases tan hilarantes como profundas del santo gaucho

San José Gabriel del Rosario Brochero, el Cura Brochero, es el primer santo confesor argentino. Nacido en 1840 y fallecido en 1914 a los 73 años, Brochero predicó el Evangelio y llevó a la sierra de su provincia Córdoba el Anuncio y el progreso con un empeño que conmovía al país entero.Llano, sencillo, cura con olor a oveja, como se le conocía desde antes de que el papa Francisco popularizase esa figura, era testarudo para salvar hasta el último de sus hijos así sea un bandolero condenado y perseguido por la justicia, un borracho, rico o pobre, varón o mujer…Casi cien años pasaron entre su muerte y el reconocimiento oficial de su santidad, pese a una fama que inmediatamente trascendió las fronteras de la Iglesia e hizo que fuera evocado y reconocido por otros sacerdotes santos que vivieron después de él, como San Alberto Hurtado o el mismo papa San Juan Pablo II, quien lo consideró el Cura de Ars argentino.Algunos arguyen que entre los motivos de esa demora se encontraba el hecho de que en su predicación el Cura usaba algunas figuras “poco protocolares”.En algunas de sus cartas y mensajes que hasta hoy se conservan, o en los testimonios orales o escritos que de su inmensa predicación han quedado, se destacan estas frases. Algunas hilarantes, pero no por eso menos profundas:
1) “Dios es como los piojos, está en todas partes, pero prefiere a los pobres”.2) “La gracia de Dios es como la lluvia que a todos moja.”
3) “¡Te jodiste, Diablo! ¡Cuántas almas se salvarán detrás de los muros de esta casa!”, al iniciar la construcción de su Casa de Ejercicios.
4) “Estos trapos benditos que llevo encima no son los que me hacen sacerdote; si no llevo en mi pecho la caridad, ni a cristiano llego.”
5) “Yo me felicitaría si Dios me saca de este planeta sentado confesando y predicando el Evangelio.”
6) “Yo le he dicho al señor obispo y le he repetido hasta el fastidio quizás, que lo acompañaré hasta la muerte como simple soldado que desea morir en las peleas de Jesucristo.”
7) Ante el fallecimiento de su obispo y la inminente elección de un nuevo pastor para su diócesis, el Cura Brochero escribió una vez al presidente de la nación, ya que por entonces el Estado participaba en estas designaciones. En su carta para ayudar en la elección habla del clásico juego de naipes argentino Truco: “Quiero y vale cuatro, y mataré la del medio con el siete de espadas, y la última con el as del mismo palo, diciéndole al Congreso que no se fijen ni en la mitra ni en la ciencia (…) sino en (la) prudencia de la persona que honren en la silla episcopal”.
8) Ante otra circunstancia en la que su nombre era mencionado por la prensa como posible nuevo obispo de Córdoba e incluso algunos lo felicitaban por ello escribió un telegrama: “Agradezco voluntad suya, no felicitación: es deshonor para Córdoba figure Brochero en terna. Soy idiota, sin tino, sin virtudes. Influya no aparezca en terna. José Gabriel Brochero”.
9) “Quiero contarle el texto con que rompí en la primera misión: este fue una vaca negra que estaban viendo todos los oyentes. Dije que como esa vaca estaba con la señal y marca del Ingenio llamado Trinidad, así estábamos señalados y marcados por Dios todos los cristianos, pero que Dios no marcaba en la pierna, ni en la paleta ni en las costillas, sino en el alma, porque la señal de Dios es la Santa Cruz; y que la marca de Él era la fe, y que ésta la ponía en el alma, y que la ponía volcada a todos los que no guardaban sus mandamientos. Pero, mi querido, hizo tal eco, que se han costeado hasta 25 leguas a oírme, y se han confesado en esta misión, como no lo han hecho en otras que han dado los jesuitas copetudos y elocuentes”.
10) Tras regresar a su curato después de que otros curas tomen sus responsabilidades lo esperaban con gran algarabía. Cuando él defiende a los otros sacerdotes que lo reemplazaron, y alguien le dice que ellos no eran lo mismo que él, Brochero responde: “Y bueno, cada uno toca la cuerda con los dedos que Dios le ha dado”.

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