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20 de septiembre de 2024
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La historia de ‘el negro Raúl’: Desentrañando el racismo en Argentina

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Entre tintas y trazos: La mirada de Ana Marasco

Bienvenidos a ‘Entre tintas y trazos’. En esta columna de opinión, Ana Marasco, hábil escritora y talentosa dibujante, nos invita a explorar el apasionante universo de la cultura y el entretenimiento.

A través de sus críticas cinematográficas, reseñas literarias y perfiles de destacados creadores, Ana combina la destreza de la palabra con la magia del dibujo.

Preparate para un viaje literario y visual que promete inspirar, informar y, sobre todo, deleitar a nuestros lectores. Así que ahora, los dejo con la especialista…

Toda la elegancia de ‘el negro Raúl’

Sobre Leyenda Negra, de Paulina L. Alberto: una exploración del mítico Raúl Grigera y las problemáticas raciales en Argentina.

Leyenda negra. Las múltiples vidas de Raúl Grigera o el poder del relato racial en Argentina, fue publicado en 2022.

Escrito por la historiadora argentina Paulina L. Alberto, profesora en la Universidad de Michigan, este libro cuenta la historia de “el negro Raúl”, una celebridad afrodescendiente de la década de 1910. Con una completísima investigación, la autora reflexiona acerca de los mitos racistas instalados en Argentina.

Contexto histórico y social

El primer mito que la autora, Paulina L. Alberto, pone en discusión en este libro, es el que afirma que la población afroargentina desapareció a principios del siglo XX.

En los siglos XVIII y XIX, las personas de ascendencia africana conformaban más del treinta por ciento de la población de Buenos Aires. Se había instalado la idea de que la guerra y las enfermedades habían acabado con los descendientes de los esclavos africanos —para algunos hubiera resultado conveniente que un grupo étnico completo desapareciera de la Historia, pero sencillamente no era cierto—.

Lo que ocurría era que las personas ya no se identificaban de forma abierta con sus raíces africanas. En ese momento, cuando se buscaba vender la narrativa de una Argentina “blanca” y “sin razas”, surge la figura de Raúl Grigera.

Celebridad Controversial

“El negro Raúl” fue un ícono de la vida nocturna. Aparecía en revistas, tangos, obras de teatro, historietas —protagonizó Las aventuras del negro Raúl, la primera historieta argentina, de Arturo Lanteri—, y más.

El particular humor de la época

Era una celebridad y se codeaba con la elite, pero la verdad acerca de su vida se entremezclaba con las mentiras que habían sido santificadas con el tiempo. En la mayoría de las historias que se cuentan acerca de Raúl Grigera, hay más de leyenda que de hombre.

Había quienes lo describían, con un cierto placer macabro, como poco más que un juguete de los chicos de la alta sociedad. Lo ridiculizaban, lo tachaban de vago y se burlaban de su ropa de segunda mano. Las voces de esa época encontraban útil tacharlo de figura decadente y mítica, como un cuento aleccionador viviente.

Irónica, la autora señala: «…su muerte prematura fue de utilidad permanente para repetir, como en una tragicomedia, lo insensato de persistir en ser una persona Negra en un país que se había hecho demasiado grande para ellos (o, en su gran sabiduría, convino nunca haberlos tenido)».

Raúl y un tango dedicado

Mitos y realidades

“El murciélago” —apodo que él mismo se puso—, visitaba los lugares más populares de la noche. Su carisma y su gracia llamaban la atención allí por donde pasara. Posaba para fotos, inspiraba poemas y artículos de revistas, e incluso participó en algunas películas mudas.

Pero, desde el principio, su historia fue relatada por pájaros de mal agüero. La expectativa de verlo caer era constante y evidente, y su fama incomodaba al discurso predominante.

En aquel contexto, ser una celebridad que se identificaba abiertamente con sus raíces africanas era por completo inusual, y el caso de Raúl permite revisar, a través de sus experiencias individuales, una problemática general que se extiende hasta nuestros días: la del mito de la “ausencia de razas” en Argentina, que se vendía como una nación “blanca” y “europea”—disolviendo en su discurso no solo a los descendientes de África, sino también a los de los pueblos originarios, y a cualquier otra cultura que no se ajustara a sus estándares—.

Narrativa racial y exclusión

La contradicción de ser reconocido a la vez que marginalizado atravesó la vida de este hombre. Autores como Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares —que en su infancia creía ser el amigo personal de Raúl porque se lo había cruzado en un par de ocasiones—, lo mencionan como ejemplo del costado más desagradable de la fama.

Mucha gente afirmaba que los orígenes de “el negro Raúl” eran indescifrables, y se le adjudicaba el misticismo propio de un personaje legendario, como si se hubiera materializado de la noche a la mañana.

Trabajo de Investigación

Inconforme con el abundante pensamiento mágico en torno a la figura de Raúl, la autora de Leyenda negra se tomó el trabajo de investigar a sus antepasados.

Los narradores del siglo veinte imaginaban —cuando no estaban ocupados diciendo que había nacido de un repollo—, que Raúl no había tenido familia. De hecho, afirmaban que su padre, Estanislao Grigera, había muerto prematuramente, pero lo cierto es que murió cuando su hijo tenía ya cincuenta años. Y eso sin tomar en consideración la red de contención familiar que sus abuelos, Cayetana y Domingo, habían construido a su alrededor.

Tomate un rato y mirá la emotiva presentación del libro…

Problemas raciales

El periodo de difamación de Raúl Grigera se extendió entre 1916 y 1930, y su estatus de celebridad adquirió matices bufonescos frente al ojo público. Fue en esa época que comenzó a ser maltratado por los “niños bien” con los que se codeaba. «Las historias raciales difamatorias que los Porteños inventaron acerca de “el negro Raúl” redujeron los personajes que él podía habitar en la vida nocturna de la ciudad, alterando no solo el tenor de su fama, sino también su experiencia vital. ¿Cuáles fueron, para Raúl, las consecuencias de que la vida imitara el arte?», se pregunta la autora.


Acá dejamos una nota sobre La historia de los afroargentinos


Muerte y obituarios

La narrativa predominante en torno a los últimos años de “el negro Raúl” tenían un sentido punitivo. Cualquier mal que hubiera caído sobre Raúl era —de acuerdo a los relatos cargados de desprecio racial que circulaban— una suerte de castigo divino que se le había infligido por su osadía.

En 1930, los periodistas comenzaron a pronosticar que no le quedaba mucho; hacia 1940, lo declararon muerto no menos de cien veces en distintas ocasiones.

Es probable que Raúl Grigera sea el hombre con más obituarios a su nombre que ha existido en Buenos Aires; pero su muerte real ocurrió el 27 de julio de 1955, cuando él tenía sesenta y nueve años, en una institución mental.

Los relatos que contaban sus difamadores guardaban una parte de verdad: el final de la vida de “el negro Raúl” estuvo marcado por la indigencia, la enfermedad, las detenciones policiales y los hospitales mentales.

Pero su historia, en manos de la autora, Paulina L. Alberto, nos permite cuestionar no solo el mito que se construyó en torno a su persona, sino también en torno a la supuesta identidad nacional “blanca” que existe en Argentina.

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